"El cuadro"

Escuchaba tiernamente el sigilo de su pincelada amarilla mientras sonreía. Soñaba con la arena fina, con la inmensidad del desierto. Una pincelada azul le recordó la intensidad del cielo, allí siempre despejado. Mmmm parecía sentir la caricia del calor del sol de mediodía en aquellas tierras. Pincelada a pincelada fue dibujando su paisaje de ensueño mientras su mente se recreaba en la ilusión. Cogía arena con su mano mientras en la realidad dibujaba y perfilaba las dunas del desierto. Tocó arena fría con los pies, una gran sombra había impedido que ese terreno de arena se calentase. Miró hacia arriba. El sol que había dibujado de un amarillo intenso la cegó, ah, ni una sola nube. En la punta de aquel objeto se encontraba el astro rey.

Anduvo unos pasos y se internó en la sombra. Miró de nuevo. Ahora entendía el blanco que había untado en su paleta. El monolito era inmenso. ¿Por qué habría pintado aquello? En un principio se había imaginado otra cosa, un oasis o unas pirámides, no aquello. Bueno sería por aquello de Freud, el subconsciente la había traicionado. No sabía que conexión tenía el monolito con sus vivencias pero no quedaba mal. Se acercó y descubrió la ranura de lo que parecía una puerta, el dibujo de una línea negra y fina que había trazado sin que su pulso dudase ni un ápice. Pero no había forma de abrirla. Descubrió una nube. ¿Qué hacía allí? No la había dibujado. O al menos no lo recordaba. Se empezó a sentir incómoda. La arena le quemaba, alzó de nuevo la vista, el sol se había vuelto de un rojo intenso. Ella no lo quería así. No, así era demasiado cálido. Comenzó a sudar y buscó de nuevo la sombra del monolito. ¿Dónde estaba? La tierra comenzó a moverse y pronto se abrieron unas enormes fisuras bajo sus pies descalzos. De una de las gigantescas grietas comenzó a surgir una especie de humo negro que consumía todo a su paso. La arena se ennegreció y el cielo se oscureció. Ya no había sol. En lugar del excelente cielo azul que había imaginado y después pintado, enormes jirones de nubes negras se arremolinaban sobre ella y el aire se había tornado pesado. Le costaba respirar.

Cayó de rodillas ante el viento intenso que soplaba desde las nubes. El humo negro había arrasado casi todo el paisaje de su imaginación. Entre el remolino celestial comenzó a distinguir lo que parecían unos pelos negros y marrones enormes. Poco a poco distinguió el giro de una pincelada enfurecida que ella no estaba realizando. ¿Quién?, si ella no era ¿quién era? El humo negro se acercaba peligrosamente hacia allí, no tenía escapatoria, no era capaz de levantarse del suelo, que ya no estaba recubierto de la arena dorada que había imaginado, sino que una piedra gris y fría hería sus delicadas rodillas. El humo la alcanzó al fin y se introdujo lenta y sigilosamente por su nariz, su boca y sus ojos. El viento cesó. Las nubes enfurecidas del cielo gris dejaron de girar. Y no había pincel. Ella ya no estaba. Admiró su obra. Sonrió ante el cuadro tétrico que había realizado. Un monolito derrumbado ante la impetuosa tormenta en un desierto de roca viva. Pero lo que le hacía sonreír era que por fin se había librado de ella, aquella aburrida que la dominaba en las fiestas, la pesada que le recordaba que cuidase su salud, la ingenua que soñaba con lugares cercanos al paraíso, aquella que le recriminaba sus excesos y creaba cuadros agradables pero infinitamente comunes. El orden, su equilibro. Se había librado de su conciencia.

Mixy

Corto pero intenso, me gusta la utilización del léxico que empleas. pero el tema no me llama mucho.

Me gusta, lo que pasa es no es algo que me llame..., prefiero el Tren de Ida XDDDDDDD

Me ha parecido cojonudo la verdad está muy bien escrito. Como dice jandro, no me guta mucho el tema.
Pero me impresiona la manera en la que has intentado describir la liberación del subconsciente.

Gracias me alegra q os guste, aunq no sea de vuestro estilo, ya colgare alguna otra chorradilla que tengo por ahi...
y _V_, ya se q te gusta más El Tren de Ida, pero por razones ovbias no lo colgare aki


Mixy